Quizá no sea mágica, tal vez nos tome un largo periodo de tiempo, sin embargo la solución está ahí y es muy simple, no se trata de un algoritmo, ni tampoco de una ciencia espacial, es tan simple como invertir tu tiempo y aplicar un mayor esfuerzo en eso que tanto deseas, en pocas palabras es "chingarle más".
Los chingones madrugan, se adelantan, se anticipan, viven sus sueños mientras otros permanecen dormidos, pero es que un día tan solo tiene 24 horas y hay que aprovecharlas, vivirlas y exprimirlas al máximo, no desperdicies tu recurso más valioso, soñar si cuesta y mucho, pero ese costo se reduce con la disciplina de amanecer temprano y tener más tiempo para construir todos tus sueños.
Así debes de tratar a tu negocio, le tienes que dar lo que necesita, no lo que tú quieres, un hijo requiere cuidado, apoyo y una buena educación, necesita amor y compromiso, pero tú ¿Que le das a tu emprendimiento?, cuidas más a tu perro, porque a tu empresa le regalas esa silla vieja, una computadora que no sirve y todas las sobras que te quedan por ahí, y claro, sueñas con que crezca, sea fuerte y se convierta en tu gallina de los huevos de oro, pero eso no va a suceder, tu negocio requiere lo mejor, tu hijo necesita que te sacrifiques, que asumas tu rol de padre, de dueño y te conviertas en el líder de su...
Tienes años con esa idea, mil días pensando en la forma de realizar ese sueño, cientos de horas dudando cuándo comenzar... ¡DALE, estás listo! Siempre lo estamos. Dale con fuerza. Dale con pasión, no dudes y dale. No te detengas a pensar en lo negativo.
Dale con todo, dale sin miedo a perderlo todo. Dale, pero dale rápido, porque el mañana no existe y si no le das, tu futuro como lo has soñado tampoco existirá. Dale a comenzar ese proyecto, a formar ese negocio, a buscar una pareja y, sobre todo, dale a cambiar tu chingada manera de pensar. Dale, dale y dale.
En ocasiones despreciamos todo aquello que nos aporta, pateamos sin motivo a las personas que construyen y no huyen, ofendemos, discutimos y destruimos, sin razón, ni compasión, argumentando la reacción por una acción, de un pasado que ha cegado, todo aquello que es amado.